Una de las
“revolucionarias” técnicas del Conde es “la pausa semántica”, que consiste nada
menos que en contar hasta diez antes de decir o hacer una barbaridad. Se
propuso erradicar el racismo, convenciendo al racista de que lo que haga o diga
este o aquel individuo no vale para los restantes miembros de su grupo, etnia o
religión. Algo que sería maravilloso, si funcionara.
Una de las primeras
aplicaciones de la terapia semántica fue el tratamiento de las neurosis de
guerra entre los refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Pero también existieron
las aplicaciones a la política. Como afirma Steven Lewis en la página oficial
de General Semantics, Arafat 1970 no es la misma persona que Arafat 2000, de
manera que puede ser alternativamente aliado o enemigo. Ahí es cuando uno empieza a entender la semántica pentagonal. Si indexamos a Kadafi,
por ejemplo, descubriremos cómo el terrorista de antaño ha pasado a ser un fiel
aliado de los intereses occidentales. Está claro que Osama bin Laden no tiene
nada que ver con el Bin Ladin Group y que el Osama bin Laden que luchaba por la
libertad junto a Rambo en Afganistán se ha vuelto con el andar del tiempo y la
indexación semántica en la última encarnación del Mal.
El finado Marcuse quizás habría trabado contacto con algún avatar de la GS , cuando contaba, en El
hombre unidimensional, cómo los expertos en relaciones humanas acostumbraban a
desactivar los reclamos sindicales. Cuando los delegados obreros protestaban
porque los sanitarios de la fábrica estaban sucios, el experto los convencía de
que estaban haciendo apreciaciones intencionales y hablaban de abstracciones
inexistentes. “Lo que ustedes quieren decir es que el día Tal a Tal hora la
tercera letrina de la derecha estaba obstruida con papeles.” “Los baños no existen,
existe este, ese o aquel baño.”
Estos efectos perversos de su teoría no habrán sido previstos por el Conde ni
entran en la consideración de Martin Gardner, quien se limita a escribir sobre
seudociencias. A su criterio, que a esta altura parece bastante plausible, la Semántica General
no es estrictamente una seudociencia, a pesar de sus tendencias mesiánicas y de
cierto culto de la personalidad. Si bien sus contenidos son en general
científicos, no hay nada original en ellos, y en los últimos cincuenta años no
han sufrido ninguna evolución. En todo caso, será una ciencia estéril, lo cual
es bastante grave, ya que el principal valor de una hipótesis (aunque fuera
errónea) es la fecundidad; su capacidad para promover nuevos cursos de
investigación.
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